
Existen muchas formas de prevenir la enfermedad renal crónica (ERC). Mediante el control de los factores de riesgo y la práctica de hábitos saludables, se puede minimizar el daño excesivo a los riñones y ayudar a evitar un gran problema de salud.
Según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales , puede reducir el riesgo de desarrollar una enfermedad renal al:
- Seguir las instrucciones del folleto del medicamento y de su médico cuando tome analgésicos sin receta, como aspirina, ibuprofeno y paracetamol.
- Mantener un peso saludable realizando actividad física la mayoría de los días de la semana. Si necesita perder peso, hable con su médico sobre estrategias para controlarlo.
- No fumar. Fumar puede dañar los riñones y empeorar las lesiones renales existentes. Si fuma, hable con su médico sobre estrategias para dejar de fumar.
- Trabajar con el médico para controlar las enfermedades o afecciones que aumentan el riesgo de enfermedad renal.
- Controlar el nivel de glucemia (glucosa o azúcar en la sangre) si padece diabetes.
- Evitar los analgésicos y otros medicamentos que puedan empeorar la enfermedad renal.
- Controlar la presión arterial.
- Seguir una dieta adecuada para los riñones. Los cambios en la dieta pueden incluir limitar las proteínas, consumir alimentos que reduzcan los niveles de colesterol en la sangre y limitar la ingesta de sodio (sal) y potasio.
Exámenes y pruebas
La importancia de la detección temprana
Dado que la enfermedad renal crónica no tiene cura, usted y su médico deben tomar medidas para preservar la función renal el mayor tiempo posible. La detección temprana puede ayudar a evitar que su enfermedad renal evolucione a una insuficiencia renal terminal. Esto es especialmente importante si padece alguna condición que aumente el riesgo de enfermedad renal.
Los nuevos avances en el tratamiento ayudan a disminuir la progresión de la enfermedad renal, a tratar las causas subyacentes y las complicaciones asociadas a la enfermedad renal crónica, como el trastorno osteomineral.
Debe programar visitas periódicas a su médico (nefrólogo o especialista en riñón), quien vigilará su presión arterial y la función renal con análisis de orina y de sangre.
Mídase la presión arterial con regularidad para ayudar a su equipo de salud a diagnosticar anticipadamente cualquier problema renal. Usted y su equipo de salud pueden tomar medidas para controlar su presión arterial si es demasiado alta. Puede medirse la presión arterial:
- En el consultorio del médico
- En una farmacia que tenga una máquina digital para medir la presión arterial
- Con un tensiómetro en casa
- Tómese la presión arterial a la misma hora todos los días.
- Tome al menos dos mediciones con uno o dos minutos de diferencia.
- Registre las mediciones de su presión arterial y muéstreselas a su proveedor de atención médica.
Dieta y metabolismo
Los pacientes con enfermedad renal crónica, especialmente los que padecen diabetes e hipertensión, deben mantener un estilo de vida saludable. Esto incluye seguir una dieta balanceada, hacer ejercicio con regularidad, no fumar y controlar el peso.
A continuación, se indican algunas medidas que pueden ayudar a mantener la función renal.
Paso 1: Reduzca su consumo diario de sal y sodio.
El sodio es un mineral que contribuye a muchas funciones vitales y está regulado por los riñones. Con la enfermedad renal crónica, un exceso de sodio puede provocar acumulación de líquidos, hinchazón o edema, aumento de la presión arterial y sobrecarga del corazón.
¿Por qué?
Para ayudar a controlar la presión arterial y limitar la acumulación de líquidos en el organismo. Recuerde que una de las causas más frecuentes de enfermedad renal crónica es la hipertensión arterial. Consumir menos sodio ayuda a reducir la presión arterial y puede desacelerar la enfermedad renal crónica. Ciertos factores pueden influir en su sensibilidad a la sal: la edad, el peso y afecciones médicas como la hipertensión, la diabetes o la enfermedad renal crónica.
Paso 2: Coma el tipo y la cantidad adecuados de proteínas.
Nuestro cuerpo necesita proteínas para desarrollar los músculos, reparar los tejidos y realizar otras funciones esenciales, como combatir las infecciones. Cuando el cuerpo utiliza o procesa proteínas, produce desechos. Los riñones eliminan estos residuos.
¿Por qué?
Comer más proteínas de las que necesita puede hacer que se generen residuos y se acumulen en la sangre. Esto puede sobrecargar los riñones. Si padece una enfermedad renal crónica, es posible que deba vigilar la cantidad de proteínas que ingiere. Si la ingesta de proteínas es demasiado baja, puede causar otros problemas, por lo que es esencial comer la cantidad adecuada cada día.
Paso 3: Elija alimentos saludables para el corazón.
El corazón bombea sangre rica en oxígeno a todas las partes del cuerpo, incluidos los riñones. Los riñones limpian la sangre eliminando los productos de desecho y el exceso de agua, sodio y otras toxinas.
¿Por qué?
Las cardiopatías son la causa más frecuente de muerte entre las personas que padecen enfermedad renal crónica. La enfermedad renal y las cardiopatías comparten dos de las mismas causas principales: la diabetes y la hipertensión. Una dieta cardiosaludable puede ayudarle a protegerse tanto de las cardiopatías como de las enfermedades renales.
Paso 4: Elija alimentos bajos en potasio.
En la fase inicial de la enfermedad renal, los alimentos ricos en potasio suelen ser saludables para el corazón. Sin embargo, a medida que disminuye la función renal, es posible que deba consumir alimentos bajos en potasio. Algunos pacientes pueden tener dificultades para eliminar el potasio a través de los riñones. El potasio actúa sobre los músculos, los nervios y el corazón. Demasiado o muy poco potasio en la sangre puede ser muy peligroso. La cantidad de potasio que necesita depende de su función renal y de sus medicamentos.
¿Por qué?
Los riñones dañados permiten que el potasio se acumule en la sangre, lo que puede causar graves problemas cardiacos. Sus elecciones alimentarias pueden ayudarle a reducir su nivel de potasio en la sangre.
Paso 5: Elija alimentos y bebidas con menos fósforo.
Junto con el calcio, el fósforo es necesario para tener huesos fuertes y sanos. Sin embargo, unos niveles elevados de fósforo pueden causar daños en el organismo.
¿Por qué?
A medida que la función renal disminuye, el fósforo extra puede empezar a acumularse en la sangre. Los niveles elevados de fósforo y calcio pueden depositarse en los vasos sanguíneos, el corazón y otros órganos. Con el tiempo, esto puede aumentar el riesgo de sufrir un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular o la muerte. Un exceso de fósforo en la sangre extrae calcio de los huesos, lo que aumenta las probabilidades de que se rompan.
Su médico puede recetarle un aglutinante de fosfatos con las comidas para reducir la cantidad de fósforo en la sangre. Un aglutinante de fosfato actúa como una esponja para absorber o aglutinar el fósforo mientras está en el estómago.
Obtenga más información sobre cómo planificar una dieta saludable para los riñones (PDF en inglés).
Actividad física
Mantenerse activo ayuda a reducir el riesgo de padecer problemas de salud graves, como diabetes, hipertensión, cardiopatías y enfermedad renal crónica. La actividad física es todo aquello que pone al cuerpo en movimiento. La actividad física es importante para las personas con enfermedad renal crónica porque mantenerse activo puede ayudarle a:
- Perder peso y mantener un peso corporal saludable.
- Controlar la presión arterial.
- Controlar el azúcar en la sangre.
Los adultos de todas las formas, tamaños y capacidades pueden beneficiarse de la actividad física. La actividad física es una de las mejores cosas que las personas con enfermedad renal crónica pueden hacer para mejorar su salud y bienestar general. Puede:
- Reducir el riesgo de cardiopatías, accidentes cerebrovasculares y cáncer.
- Mejorar el estado de ánimo y reducir el riesgo de depresión.
- Ayudar a dormir mejor.
- Controlar el estrés.
- Mejorar la fuerza muscular.
- Mejorar la memoria y la concentración.
- Reducir el riesgo de caídas.
- Mejorar la salud ósea.
Obtenga más información sobre las actividades físicas que favorecen la salud renal (PDF en inglés).
Riesgos adicionales
Fumar
El tabaquismo es la principal causa de enfermedad, discapacidad y muerte prevenibles en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) (en inglés). Fumar perjudica a casi todos los órganos del cuerpo, incluidos los riñones. El tabaco contiene cientos de sustancias químicas y toxinas. Una vez que inhalas o masticas tabaco, estas toxinas llegan a la sangre. Una toxina muy conocida es la nicotina, que reduce y perjudica la cantidad de oxígeno que la sangre puede transportar por todo el cuerpo para su funcionamiento normal.
Obtenga más información sobre cómo dejar de fumar para la enfermedad renal crónica (PDF en inglés).
Alcohol
Los riñones filtran las toxinas y sustancias nocivas de la sangre. Una de estas sustancias es el alcohol. El alcohol puede provocar cambios en la función renal.
Los riñones ayudan a mantener la cantidad adecuada de agua o líquido en el organismo. El alcohol deshidrata (seca) el cuerpo, y esto puede afectar negativamente al funcionamiento de los órganos.
El alcohol también puede elevar la presión arterial. Con el tiempo, la hipertensión aumenta el riesgo de infarto de miocardio y accidente cerebrovascular. La hipertensión es la segunda causa más frecuente de enfermedad renal crónica.
El alcohol puede aumentar o disminuir los efectos de los medicamentos para la diabetes, la presión arterial y otros síntomas. El alcohol, sobre todo la cerveza, contiene altos niveles de purinas, lo que aumenta la producción de ácido úrico. Las personas con enfermedad renal crónica pueden no eliminar el ácido úrico de la sangre, lo que provoca gota y cálculos renales. El ácido úrico puede acelerar la progresión de la enfermedad renal.
Obtenga más información sobre los efectos del alcohol en los riñones (PDF en inglés).
El estrés, el sueño y el sistema inmunitario
Todo el mundo se estresa de vez en cuando, y hay diferentes tipos de estrés. A veces, el estrés puede ayudarle a sobrevivir en una situación peligrosa. Sin embargo, enfrentarse a un padecimiento crónico como la enfermedad renal crónica puede ser extremadamente estresante. Si experimenta estrés, ansiedad y trastornos del sueño, no está solo.
El estrés es la forma en que su cuerpo responde a un desafío. Cuando usted está estresado, su cuerpo libera hormonas que controlan cómo funcionan o responden a los estímulos diferentes partes de su cuerpo. Durante los acontecimientos estresantes, la liberación de estas hormonas puede provocar hipertensión, aumento de la frecuencia cardiaca y elevación de los niveles de azúcar en la sangre. El estrés crónico puede provocar diabetes y presión arterial descontroladas. La diabetes y la hipertensión no controladas aumentan el riesgo de enfermedad renal crónica y pueden provocar un deterioro progresivo de la función renal.