
La diabetes y la hipertensión son las dos causas más frecuentes de enfermedad renal crónica (ERC) en Estados Unidos, según el Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales.
La diabetes es la principal causa de la enfermedad renal crónica en todo el mundo.
Más de 37 millones de personas, es decir, el 15% de la población adulta estadounidense, padecen diabetes, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC). La mayoría de los casos son de tipo 2 (diabetes de inicio en la edad adulta).
Según los CDC, se calcula que el 37% de los adultos estadounidenses con diabetes diagnosticada padecen enfermedad renal crónica. La facultad de medicina de Harvard informa que hasta el 40% de las personas con diabetes de tipo 2 desarrollarán insuficiencia renal, y no suelen presentar síntomas hasta que su función renal desciende a menos de 30 ml/min (etapa 4 de ERC).
La hipertensión arterial es la segunda causa principal de ERC en Estados Unidos.
La presión arterial se mide con dos cifras:
- La primera, llamada presión arterial sistólica, mide la presión en las arterias cuando late el corazón.
- La segunda, llamada presión arterial diastólica, mide la presión en las arterias cuando el corazón descansa entre latidos.
Si la medición da 120 de sistólica y 80 de diastólica, se puede decir “120 sobre 80” o escribir “120/80 mmHg”.
La hipertensión, también llamada presión arterial alta, es la presión arterial igual o superior a 130/80 mmHg. Solo uno de cada cuatro adultos con hipertensión en Estados Unidos tiene su condición controlada por debajo de este nivel, según Million Hearts (en inglés). Tener hipertensión no controlada supone un riesgo de sufrir cardiopatías y accidentes cerebrovasculares.
La hipertensión también puede contraer y estrechar los vasos sanguíneos de los riñones, lo que reduce el flujo sanguíneo y disminuye la función renal. Cuando esto ocurre, los riñones son incapaces de eliminar todos los residuos y el líquido sobrante del organismo. El exceso de líquido en los vasos sanguíneos puede elevar la presión arterial, creando un ciclo peligroso que conduce a la enfermedad renal crónica.
Aproximadamente uno de cada cinco adultos estadounidenses con hipertensión puede padecer la enfermedad renal crónica. Aunque los afroamericanos representan alrededor del 13% de la población, también representan el 35% de las personas con insuficiencia renal en Estados Unidos, según la Fundación Nacional del Riñón (en inglés).
Es importante someterse a pruebas de detección periódicas de presión arterial, ya que la hipertensión y las primeras etapas de la enfermedad renal crónica no suelen causar síntomas físicos. Seguir una dieta sana y tomar medicamentos para la hipertensión puede evitar que la enfermedad renal crónica empeore y prevenir otros problemas de salud, como las cardiopatías.